En Desperta Ferro Contemporánea n.º 11: El desembarco de Alhucemas, 1925 podrás encontrar: «Las campañas de Marruecos: la dura vida del soldado español» por Daniel Macías
El recuerdo de una desastrosa guerra en Ultramar, la sensación de vivir en un país declinante, el temor a los “cuarteles”, lo injusto del sistema de reclutamiento, las leyendas acerca del cruel “moro” y lo gravoso de la vida castrense hicieron que los soldados españoles fuesen a luchar por su patria en los campos africanos con una moral bajo mínimos. Los condicionantes del Protectorado, con la dificultosa orografía y la actitud insumisa de los nativos, y las deficiencias en materia de pertrechos bélicos y alimentación no hicieron sino acrecentar el descontento de muchos reclutas. Esta insatisfacción fue usada por varios partidos y grupos políticos como un arma arrojadiza, lo que acrecentó en la metrópoli el disgusto ante lo que se percibió y denominó como “el problema marroquí”. El soldado gallego José Ramón Fernández describió a la perfección lo que allí se encontraron las fuerzas españolas: “Los cambios bruscos de temperatura, la escasez e impotabilidad de las aguas, la mala calidad de los alimentos, el hacinamiento de las tropas, la falta de higiene, las mojaduras, las insolaciones, las marchas y otras mil causas más, hacen de este territorio un país insano y capaz de dar al traste con la naturaleza mejor constituida”.